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Astenia primaveral
24 April 2021
La transición del invierno a la primavera se caracteriza por alterar los ritmos biológicos. El cambio de horario, sensación de decaimiento físico y mental, somnolencia durante el día, alteración de los ciclos de sueño… Son una serie de alteraciones que nos pueden llevar a generar cansancio a diario. Toda esta sintomatología estacional configura lo que se conoce como astenia primaveral.
La astenia primaveral suele durar unas dos semanas, hasta que el cuerpo se adapte a las nuevas condiciones de la estación. La luz y el aumento de las temperaturas son factores que van influenciando poco a poco. El efecto de la astenia primaveral no es inmediato. El cuerpo empieza a consumir más energía de la que realmente puede permitirse, momento en el cual empiezan a producirse los síntomas del cansancio.
Para minimizar las consecuencias de la astenia primaveral se pueden seguir algunos consejos que van muy bien para que esta se minimice o incluso no llegue a aparecer al cambiar de estación:
- Tener unos horarios fijos. Establecer una rutina de sueño es esencial para que la calidad del descanso sea óptima y de esa forma funcionar a pleno rendimiento tanto física como mentalmente.
- Hacer ejercicio físico. Practicar cualquier actividad física de forma regular nos aporta, entre otros muchos beneficios, la regulación en la liberación de endorfinas y gracias a ello una mejoría en el estado de ánimo, elemento clave en la transición estacional.
- Tomar suplementos ricos en vitaminas y minerales. Algunos de ellos contienen, por ejemplo, Ginseng o guaraná que nos ayudan a activarnos, sobre todo por las mañanas, para empezar el día más vitalidad. Dichos suplementos están desaconsejados para personas con hipertensión.
- Llevar una dieta equilibrada. Contar con una buena alimentación, sobre todo rica en frutas y verduras, nos aportará todas las vitaminas, minerales y antioxidantes necesarios para tener nuestro sistema inmunitario en las mejores condiciones. Algunos alimentos como el café, bollería, alimentos procesados están desaconsejados consumir ya que nos puede llegar a producir falta de vitalidad, fatiga y somnolencia.